En un país que envejece, hablar del suicidio en las personas mayores no es solo urgente, es imprescindible. Sin embargo, el suicidio sigue siendo uno de los temas más ausentes en el mundo de la atención sociosanitaria. Invisibilizado por el edadismo, la soledad o la incomodidad que genera el sufrimiento emocional en la vejez, el suicidio en la población mayor es un fenómeno real, complejo y profundamente humano que merece toda nuestra atención.
¿Por qué hablar de suicidio en la vejez?
Las cifras son claras y contundentes: las personas mayores presentan las tasas más altas de suicidios consumados. En España, en 2023 se registraron 1.115 suicidios entre personas mayores de 70 años, representando casi un tercio de todos los suicidios ocurridos ese año.
Además, la tasa de suicidio aumenta significativamente con la edad. Según el informe del Observatorio del Suicidio en España, la tasa más alta en 2023 se registró en las personas mayores de 79 años, con 16,1 muertes por cada 100.000 habitantes, muy por encima de la media nacional (8,6). Esto pone de relieve la especial vulnerabilidad del colectivo de personas mayores frente al riesgo suicida, a menudo invisibilizado.
A diferencia de lo que ocurre en otras franjas de edad, los suicidios en personas mayores no suelen ser impulsivos. Son actos meditados, fruto de largos periodos de sufrimiento, reflexión y soledad emocional. Además, se emplean con más frecuencia métodos letales, lo que reduce las posibilidades de intervención y supervivencia.
Características específicas del suicidio en personas mayores
- Mayor letalidad: utilizan medios más eficaces y difíciles de revertir.
- Menos señales visibles: los avisos son más sutiles o más difíciles de detectar.
- Suicidio pasivo: dejar de comer, abandonar tratamientos o exponerse al riesgo.
- Comorbilidad: presencia simultánea de enfermedades físicas y trastornos mentales.
- Soledad e invisibilidad: muchas personas mayores viven su malestar en silencio.
Frente a esta realidad, no podemos mirar hacia otro lado. Porque el suicidio sí se puede prevenir, también en la vejez.
Claves para la prevención: saber mirar, saber actuar
Factores de riesgo a tener en cuenta
Detectar el riesgo no siempre es fácil, pero hay variables que aumentan significativamente la probabilidad de suicidio:
- Edad avanzada, especialmente hombres mayores de 79 años.
- Antecedentes de intentos previos o trastornos del estado de ánimo.
- Enfermedades crónicas, dolor persistente o dependencia creciente.
- Duelo reciente (viudez), sobre todo en el primer año.
- Jubilación no deseada, institucionalización o cambio forzoso de domicilio.
- Soledad no deseada, aislamiento o pérdida de sentido vital.
Estos factores no determinan, pero sí predisponen. Y la buena noticia es que todos ellos pueden ser abordados desde la prevención comunitaria y relacional.
Señales de alerta: lo que puede estar diciendo sin palabras
Muchos suicidios han sido precedidos por conductas o comentarios que no supimos leer. Algunas señales frecuentes en mayores:
- Expresiones de desesperanza o frases como “ya no valgo para nada”.
- Regalo de objetos significativos o cesión de mascotas.
- Organización de gestiones personales, redacción de testamento.
- Visitas inesperadas o llamadas de despedida.
- Cambios bruscos en el sueño o la alimentación.
- Disminución del interés por actividades que antes eran significativas.
- Aparición de autocrítica intensa o sentimiento de culpa.
Prestar atención a estas señales puede marcar la diferencia. Porque detrás de cada gesto, a menudo hay un mensaje que pide ser escuchado.
Factores protectores: lo que puede sostener
No todo es riesgo. También existen factores que protegen y previenen:
- Mantener una red social activa y significativa.
- Participación en actividades comunitarias.
- Tener un propósito, una rutina, una motivación cotidiana.
- Acceso a servicios de salud mental y atención social.
- Buena autoestima y percepción de utilidad.
- Prácticas espirituales o creencias que den sentido a la vida.
- Limitación del acceso a métodos letales.
En muchos casos, el acompañamiento humano es el mejor factor protector. Saber que alguien está, que alguien escucha, que alguien se preocupa.
¿Qué podemos hacer desde la teleasistencia?
La teleasistencia tiene un papel clave y único: estar cerca incluso a distancia. Detectar señales de alerta, acoger sin juicio, sostener emocionalmente y derivar cuando es necesario.
Desde el primer “hola” en una llamada, podemos abrir la puerta a una conversación que salve.
No hace falta tener todas las respuestas. A veces, basta con no tener miedo a preguntar.
“¿Cómo te estás sintiendo últimamente?”
“¿Has tenido pensamientos de no querer seguir?”
Y si la respuesta preocupa, actuar con responsabilidad y sin demora. Activar recursos, compartir con el equipo, seguir de cerca.
¿Y si rompemos el silencio?
Hablar de suicidio no lo provoca. Lo que sí lo provoca, muchas veces, es no hablar sobre ello.
Es hora de romper mitos, mirar de frente, acompañar sin dramatismo y con humanidad.
Las personas mayores también sienten, también sufren, también necesitan ser escuchadas.
Porque la prevención del suicidio empieza con una conversación.
Y puede continuar con una llamada.
Desde la teleasistencia, estamos en el lugar y el momento adecuado para hacerla posible.
Bibliografía
- Ministerio de Sanidad (2022). Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud. 2022-2026. Gobierno de España.
- Papageno Red de Prevención del Suicidio (s.f.). Recursos y formación para profesionales.
- Observatorio del Suicidio en España (2023). Datos y análisis por grupo de edad, sexo y comunidad autónoma. Fundación Española para la Prevención del Suicidio.
- Organización Mundial de la Salud (2014). Prevención del suicidio: un imperativo global. Ginebra: OMS. Disponible en: https://www.who.int
- Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP). Suicide in older adults. Disponible en: https://www.iasp.info
- Ruiz-Pérez, I., Sordo, L., & López-Cuadrado, T. (2020). Suicidio en personas mayores: características y factores asociados en España.
- Generalitat de Catalunya (2022). Pla de prevenció del suïcidi a Catalunya (PLAPRESC 2021-2025). Departament de Salut.