Una conversación global: Los cuidados en entornos rurales

¿Cómo deberíamos proporcionar cuidados a poblaciones geográficamente dispersas, rurales e indígenas?

Lyn Davies, Directora General de Tunstall APAC



oct. 14, 2024

Lyn Davies, directora general de Tunstall APAC, analiza los retos a los que se enfrentan para proporcionar cuidados a comunidades rurales e indígenas, y reflexiona sobre lo que otros países pueden aprender de Australia en su esfuerzo por ofrecer una atención de alta calidad a todas las personas, sin importar su ubicación geográfica o sus particularidades culturales.

Australia es un país de contrastes, con una amplia extensión geográfica y climas diversos y variados. Con una población de 27 millones de habitantes y una densidad de poco más de 3 personas por kilómetro cuadrado (Worldometer), este país también cuenta con una de las poblaciones mundiales con más diversidad cultural y étnica (DiversityAbroad).

Debido a esta población dispersa y diversa, Australia se enfrenta a retos concretos para proporcionar el acceso a los cuidados a las personas mayores. Aunque este colectivo representa una gran proporción de la población en las comunidades rurales, en comparación con las grandes ciudades tienen menos servicios de cuidados. Esto se agrava por la escasez de profesionales, lo que puede llevar a una institucionalización anticipada, obligando a las personas a mudarse lejos de sus familias y redes comunitarias.

Sin embargo, a nivel mundial vemos que incluso en países donde la geografía es menos extrema, existe una tendencia de las poblaciones mayores a alejarse de los centros urbanos. En el Reino Unido, por ejemplo, el informe anual de noviembre de 2023 del profesor Chris Witty (Health in an ageing society) describe cómo una gran proporción de personas se traslada de las ciudades a zonas rurales y costeras antes de llegar a la vejez.

Como resultado, “las áreas metropolitanas mantienen en gran medida su demografía actual, envejeciendo solo lentamente, mientras que algunas zonas, en particular las rurales, semirurales y costeras en la periferia, envejecen mucho más rápido”.

La teleasistencia y la salud digital pueden marcar una diferencia significativa en la vida de las personas que viven lejos de los grandes centros urbanos y en la solución de estos retos. Sin embargo, su implementación depende de varios factores que a menudo varían según la región: la infraestructura digital y el acceso a ella, las habilidades de los profesionales y la aceptación cultural en la vida cotidiana de las comunidades que ofrecen y reciben ayuda. También es importante conocer las diferentes prestaciones que ofrece la teleasistencia, como son las alarmas médicas, los detectores de caídas y sensores, entre otros, conectados a un centro de atención 24/7, y la salud digital, que abarca diversas áreas, incluidas las citas virtuales y la monitorización remota de pacientes, facilitando el registro de métricas de salud y actualizaciones de los registros médicos a través de dispositivos conectados.

Australia, con su población diversa y dispersa, se encuentra a la vanguardia en el desafío de la prestación de servicios de atención sociosanitaria. Al mismo tiempo, estos retos pueden generar oportunidades de innovación que pueden replicarse en otros países y regiones.

Los retos y en impacto en las comunidades remotas

En Australia, las personas mayores que viven en comunidades remotas a menudo siguen careciendo de servicios básicos y tienen recursos económicos y comunitarios insuficientes. Cuanto más remota es la ubicación, es menos probable que las personas mayores tengan acceso a los cuidados.

En Australia hay 4,2 millones de personas mayores de 65 años según The Australian Institute of Health and Welfare’s (AIHW). 1 de cada 3 vive en áreas rurales y remotas, y aproximadamente 13.400 de ellas reciben servicios en el hogar. Es probable que esta cifra aumente con el tiempo, lo que incrementará la demanda de unos servicios que ya están limitados.

La mayoría de los proveedores de cuidados a personas mayores en áreas rurales son organizaciones sin ánimo de lucro y organismos públicos, y muchos proveedores privados han dejado el mercado debido a problemas de sostenibilidad. Los altos costes operativos, la escasez de personal, las distancias para desplazamientos y el pequeño tamaño de las poblaciones limitan las economías de escala.

Una investigación de 2021, a menudo citada por CEDA, ha revelado que Australia tendrá que enfrentarse a una escasez de 110.000 profesionales en el sector de los cuidados a personas mayores para 2030. Las políticas salariales, y las de formación y becas tienen como objetivo atraer y retener a los profesionales del sector, sin embargo, siguen existiendo dificultades en este sentido.

Como resultado, las personas mayores, tanto indígenas como no indígenas que viven en zonas rurales de Australia, a menudo sufren retrasos en el acceso a los servicios de cuidados que necesitan o simplemente no los reciben. En lugar de abordar los problemas de salud de manera temprana o incluso a tiempo, esto conduce a un aumento de la fragilidad, un deterioro funcional, mayores tasas de hospitalización y la institucionalización anticipada.

A veces, deben dejar sus comunidades para recibir la atención que necesitan, a pesar de la tendencia establecida de que las personas mayores que viven en Australia reciban atención en su hogar y comunidad.

Las investigaciones muestran que las personas aborígenes e isleñas del Estrecho de Torres tienen más probabilidades de acceder a servicios de atención a personas mayores a una edad más temprana que las personas no indígenas (un promedio de 73 años frente a 85 para la población no indígena) según informa Rural Health Alliance. El 88 % de estas personas mayores de 55 años vive con una enfermedad crónica  (Royal Commission); sin embargo, a pesar de esta necesidad de cuidados, solo el 52 % utilizó los servicios para los que eran elegibles (MJA), de lo que se deduce que existe una falta de cultura sobre los beneficios de los cuidados.

Por lo tanto, nos enfrentamos a retos no solo en cuanto a infraestructura y geografía, sino también en lo que respecta a la cultura sobre ellos. La tecnología y la teleasistencia pueden contribuir en cada una de estas áreas.

Proporcionar cuidados adaptados a las comunidades indígenas

La tecnología de telemonitorización puede contribuir en este sentido, al permitir que las personas mayores indígenas vivan en sus comunidades el mayor tiempo posible, ofreciendo servicios de cuidados de calidad en áreas remotas de una manera que perciban como segura y adecuada.

Aquí en Australia, Tunstall ha participado en proyectos que han implementado la telemonitorización de pacientes (RPM). Esto va más allá de una simple cita por teléfono o videollamada, esta metodología permite al paciente medir regularmente sus propios indicadores de salud utilizando dispositivos habilitados por Bluetooth conectados a un software que registra y envía los resultados de su historial único a profesionales médicos o personas cuidadoras, quienes pueden determinar si es necesaria alguna intervención.

El proyecto Staying Strong de 2018 es otra versión de este concepto. Fue una colaboración entre integratedliving, Australia’s First Peoples y el Departamento de Salud del Gobierno Australiano para promover la reconciliación práctica y reducir la brecha en los resultados de salud de las personas aborígenes. Este innovador proyecto piloto fue el primero de su tipo en probar específicamente la salud digital con personas mayores aborígenes para mejorar el acceso a los servicios de salud y fomentar la capacidad de autogestión de sus propias condiciones de salud.

El piloto inicial probó dos modelos para telemonitorizar los signos vitales: un modelo en el hogar y un modelo en un centro comunitario local. El proyecto también se desarrolló para determinar la aceptación y usabilidad de los sistemas de salud digital entre las comunidades indígenas.

Las personas participantes del proyecto mostraron una alta aceptación e informaron sentirse más seguras con la implementación de un sistema de salud digital. No solo podían acceder a sus resultados, sino que también tenían la tranquilidad de que un/a profesional, como una enfermera, supervisaba su situación y podía intervenir si era necesario.

Una participante de Yarning Circle dijo: "Es agradable cuando la enfermera me llama y dice: 'Creo que deberías ir al médico'. Simplemente tener a alguien con quien hablar ayuda mucho y saber que están ahí y que te llamarán si piensan que deberías acudir a visitar el médico".

La tecnología de banda ancha permitió gestionar una mayor carga de trabajo para las enfermeras, un triaje remoto flexible y receptivo, y redujo la necesidad de visitas rutinarias al médico de cabecera. También facilitó diagnósticos médicos precisos y disminuyó las hospitalizaciones no planificadas, lo que contribuyó a reducir los costos generales y a aumentar los estándares de atención. Estos efectos resultaron en un ahorro del 40% en comparación con el costo de la atención presencial, así como un aumento en diagnósticos, y un mayor nivel de conciencia y autogestión por parte de los y las pacientes.

El papel de la teleasistencia y la salud digital en la respuesta ante emergencias en zonas rurales

En áreas remotas, donde el acceso inmediato a los servicios de emergencia puede ser limitado, los dispositivos de teleasistencia, como una alarma médica personal, pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Por ello, la fiabilidad de las redes digitales es de importancia nacional, y los responsables políticos reconocen que invertir en infraestructura digital es clave para mejorar tanto los resultados en salud como los económicos.

Sin embargo, no basta con una conexión fiable. Para proporcionar una atención adecuada, es esencial que estos servicios estén conectados a un Centro de Atención disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, dotado de profesionales altamente capacitados/as que proporcionen atención personalizada al acceder al historial único de cada persona usuaria, incluyendo sus condiciones de salud, necesidades médicas, situación de vida y contactos de preferencia para atender en caso de emergencia.

Como resultado al apoyo de un servicio monitorizado, quien responde a la llamada puede informar al profesional médico sobre el historial del paciente, alergias e incluso códigos de acceso al hogar mientras se dirige al lugar, asegurando que los servicios de emergencia lleguen totalmente preparados. En áreas geográficamente dispersas, donde los servicios de emergencia pueden tardar hasta una hora en llegar, tener esta información lista antes de su llegada puede ser fundamental. La digitalización de los datos de los y las pacientes, como los registros electrónicos de salud de Australia, ayudan a brindar esta atención actuando como una fuente central y nacional de los datos del paciente.

Invertir en soluciones monitorizadas y en salud digital, en lugar de no monitorizadas, puede ser de gran valor para cualquier comunidad rural o remota que enfrenta retos geográficos adicionales. La personalización que ofrecen las soluciones monitorizadas no solo aumenta la probabilidad de obtener mejores resultados de salud, sino que también promueve una mayor interacción humana, un beneficio especialmente importante para las personas vulnerables que viven lejos de redes de apoyo más amplias.

Cómo la prestación de cuidados en comunidades rurales impulsa la innovación

El impacto de las soluciones de salud digital en la atención sociosanitaria en entornos rurales va más allá de los cuidados inmediatos al paciente; se enfoca en encontrar soluciones que preserven la calidad de vida. La innovación en la prestación de cuidados a menudo surge porque las instalaciones más pequeñas en áreas rurales necesitan ofrecer una gama más amplia de servicios. A medida que los médicos de familia tienen un acceso reducido a la atención especializada, aumenta la necesidad de adoptar tecnología para acceder a esa experiencia. La necesidad fomenta la invención, y los médicos de familia locales pueden ser más rápidos en adoptar y alentar a los y las pacientes a aceptar nuevas tecnologías que faciliten el acceso a los cuidados.

Un ejemplo es el uso de centros de atención virtual, descritos en la Estrategia Digital para la Atención Rural y Remota elaborada por el Gobierno de Queensland. Gracias a la existencia de datos de salud digitalizados, un centro de atención virtual puede apoyar a los y las profesionales médicos locales a responder a las necesidades específicas y las ya registradas de cada paciente, sin importar su ubicación geográfica.

Otro ejemplo es el uso de la tecnología de drones para entregar suministros médicos a pacientes que, de otro modo, tendrían que viajar largas distancias. La variabilidad en los tiempos de viaje para acceder a la asistencia médica es un factor clave de desigualdad que un mayor uso de drones ayudaría a mitigar. Por supuesto que esta innovación es poco probable que sea uniforme, ya que diferentes regiones cuentan con distintos recursos en cuanto a infraestructura digital y acceso a datos.

El reto para nosotros/as, como empresa, y para la industria en general es reconocer dónde se pueden aplicar las tecnologías desarrolladas para satisfacer más necesidades específicas y escalarse  a nivel nacional y global. Esto depende de que proveedores, gobiernos y organizaciones de cuidados compartan sus experiencias y mejores prácticas, así como de la transparencia sobre lo que no ha funcionado y por qué.

Finalmente, el diseño de los sistemas de salud de cualquiera de los países o regiones será conformado por distintos factores: la proporción de comunidades remotas y rurales es solo una de ellas. Sin embargo, dando valor a la innovación que puede surgir de este desafío, podemos aprender y desarrollar soluciones que mejores los resultados de salud y cuidados para las personas sin importar dónde vivan.

Texto traducido y adaptado de su versión original en inglés

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